- Las donaciones de la industria alimentaria a programas académicos en Estados Unidos superaron los 350 millones de dólares entre 2000 y 2016
- Coca-Cola donó más de 4 millones de dólares a la Universidad de Georgetown para diversas actividades
- Monsanto concedió 13,7 millones de dólares en becas destinadas a apoyar a la próxima generación de líderes científicos
La financiación de programas académicos por parte de la industria alimentaria en los Estados Unidos entre 2000 y 2016 ha sido analizada por tres investigadores. Se escandalizan de que las donaciones asciendan a más de 350 millones de dólares en estos dieciséis años. Coca-Cola, Monsanto y Pepsi regaron con millones de dólares a universidades para impulsar proyectos que benefician a su negocio. “Lo cual es problemático porque dicha financiación puede crear conflictos de interés en la investigación y la práctica clínica”, denuncian los autores del informe.
Entre las 25 donaciones más grandes del estudio, tres presentan conflictos de interés en investigación o educación. Coca-Cola donó más de 4 millones de dólares a la Universidad de Georgetown para diversas actividades. Este centro recoge en su web las últimas ayudas, desde iniciativas amigables con las bicicletas en el campus al patrocinado a tres nuevas estaciones solares, con las que la multinacional de refrescos trata de lavar su imagen. Monsanto concedió 13,7 millones de dólares en 2013 a Texas A&M University Texas AgriLife Research para becas destinadas a apoyar a la próxima generación de líderes científicos que trabajan para promover la cría de arroz y trigo; Pepsi proporcionó más de 6 millones de dólares en subvenciones para fundar Columbia Water Center (Centro de Agua de Columbia).

El estudio también destaca el anómalo comportamiento de la industria del tabaco, con Phillips Morris a la cabeza, con el apoyo del Grupo Altria. Los autores revelan sus comportamientos manipuladores en los anuncios. “La OMS conoce muy bien la larga historia y el alcance de los esfuerzos de la industria tabacalera para evitar, retrasar, y diluir el avance de políticas e intervenciones efectivas de control del tabaco. La posición de la OMS es que no aceptará fondos de la industria del tabaco”, señalan.
La intromisión de la industria alimentaria en la ciencia
Las donaciones reveladas en estos dieciséis años refuerzan las preocupaciones planteadas por los expertos en salud pública con respecto a la intromisión de la industria alimentaria en la ciencia, las políticas y la educación relacionadas con la salud. Las compañías de alimentación donaron millones de dólares a universidades y otros programas académicos, pero revelaron poca información sobre el propósito de las donaciones. Lograr la transparencia en las prácticas de donación solo puede ser posible si las políticas federales comienzan a exigirlo o si las empresas divulgan voluntariamente información.
Los investigadores durante su estudio catalogaron datos en línea de fuentes disponibles públicamente (por ejemplo, comunicados de prensa oficiales, artículos de noticias, documentos fiscales) sobre las donaciones de la industria alimentaria a programas académicos entre 2000 y 2016. Se incluyeron en el estudio 26 corporaciones de alimentos y bebidas de la lista Fortune 500 de 2016 en los Estados Unidos. Los colegios, las escuelas (es decir, preescolar, primaria, intermedia y secundaria) y las organizaciones académicas sin fines de lucro, institutos, fundaciones y hospitales de investigación recibieron colectivamente el 54,8% de las donaciones, pero representaron menos de un tercio del valor monetario.
Las universidades, los institutos académicos y los hospitales pueden ser particularmente vulnerables a los conflictos de intereses porque generan y difunden investigaciones de salud o realizan trabajos clínicos con pacientes. Estos tipos de programas académicos deberían crear un sistema uniforme para divulgar donaciones de la industria para reducir el riesgo de conflictos de intereses que afecten la investigación y las prácticas clínicas, advierten los autores del informe.
Ponen como ejemplo de una herramienta de divulgación de donaciones que podría ser utilizada por los programas académicos la base de datos de Kaiser Family Foundation “Prescription for Power” que catalogó 12.000 donaciones hechas por compañías farmacéuticas a grupos de defensa de pacientes. Los grupos de defensa de pacientes ejercen un tremendo poder político en los Estados Unidos, y las compañías valoran estar asociadas con estos grupos debido a su influencia política. “Prescription for Power” descubrió que 14 compañías donaron 116 millones de dólares a grupos de defensa de pacientes en 2015. Pero esas compañías informaron que gastaron solo 65 millones de dólares en hacer lobby en el mismo año.
En 2011, por ejemplo, la American Beverage Association donó 10 millones de dólares para iniciativas de prevención de la obesidad infantil en el Hospital de Niños de Filadelfia cuando el Ayuntamiento estaba considerando una propuesta de impuesto a los refrescos. El Consejo rechazó el impuesto, provocando una mayor preocupación sobre la influencia de la industria en los programas académicos y las políticas de salud pública. Un estudio encontró que entre 2011 y 2015, la industria de bebidas donó a 96 grupos nacionales afiliados a la salud, 63 de ellos centrados en la salud pública
Este estudio tiene varias limitaciones, según confiesan sus autores. “Nuestra búsqueda omitió donaciones que no fueron muy publicitadas, aquellas en sitios web que habían eliminado información anterior o que no divulgaron dicha información, o donaciones de fundaciones y empresas fantasmas”.