El otoño puede poner a prueba nuestra vitalidad, disminuir nuestras defensas y provocar molestos dolores articulares. Los cambios de temperatura, la bajada de presión, la reducción de horas de sol y la vuelta a la rutina tienen gran parte de la culpa de la llegada de la astenia otoñal. Nuestro sistema inmunitario puede verse afectado, favoreciendo el cansancio y la fatiga, además de incidir en músculos y articulaciones.
Cuando tenemos las defensas bajas pueden aparecer gripes y resfriados. Ahora, con la incertidumbre de la COVID-19, esto no contribuye a nuestra buena salud física y mental. La astenia otoñal se asocia a una falta de sensación de vitalidad, que ocurre por el proceso de adaptación del organismo a los cambios estacionales. Nos acarrea debilidad para realizar tareas sencillas y sus síntomas más frecuentes son: dificultad para concentrarse, falta de apetito, cansancio, somnolencia y disminución de defensas.
Consejos para superar la astenia otoñal:
- Practica ejercicio. Con el cambio de presión atmosférica, nuestras articulaciones se pueden ver resentidas. Por eso es recomendable practicar ejercicio físico con regularidad para fortalecer los músculos y el sistema articular
- Evita escenarios de estrés. Las situaciones de nervios pueden afectar a unas defensas propias a ser bajas durante el periodo otoñal.
- Descansa y reajusta tu reloj interno. Durante los pasados meses es común acostarnos y levantarnos tarde, con lo que cambiamos nuestro reloj biológico. Para que vuelva a la normalidad, es recomendable acostarnos pronto y dormir las horas suficientes, así como volver a la rutina con tranquilidad y horarios estables.
- Mantén una alimentación equilibrada. Un menú basado en la dieta mediterránea favorecerá nuestro bienestar tanto físico como mental.
- Protégete del frío. El descenso de las temperaturas puede afectar a nuestras articulaciones, nuestras defensas y nuestro estado anímico, así como provocar resfriados y gripes.
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