El consumo de productos considerados menos saludables va aumentando con la edad, mientras que se reduce el de otros alimentos como la leche, los productos lácteos, las verduras y las frutas.
Esta es una de las conclusiones de la última investigación publicada en la revista internacional Nutrients en el marco del Estudio EsNuPI (Estudio Nutricional en Población Infantil Española), llevada a cabo por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de la Nutrición (FINUT).
Comparando ambas muestras de la población infantil incluida en el Estudio EsNuPI (población de referencia y niños consumidores de leches infantiles enriquecidas) se apreciaron diferencias significativas en la dieta.
Frente al patrón alimentario asociado a la dieta mediterránea, los niños de la población de referencia presentaron un patrón dietético cuyo principal componente eran los alimentos englobados en el grupo de “hipercalóricos y apetitosos”, con un consumo alto de azúcares y grasas.
El consumo de alimentos considerados menos saludables, como bollería, repostería, alimentos precocinados o aperitivos fue significativamente mayor en el grupo de niños de la población de referencia, mientras que los niños consumidores de leches infantiles enriquecidas presentaron consumos más altos de frutas, verduras, leche y productos lácteos y cereales.
Consumo de alimentos procesados en niños
“A medida que los niños crecen, su exposición a alimentos procesados es mayor. Esto puede llevar a patrones dietéticos menos saludables porque, además de que habitualmente estos alimentos son más calóricos y más ricos en azucares añadidos y grasas saturadas, su consumo va en detrimento de los alimentos que realmente deberían componer la base de la dieta de los niños, como, por ejemplo, la fruta y la verdura, la leche y los productos lácteos o los huevos y cereales”, explica el profesor Angel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada.
Este trabajo científico es el primero que explora los patrones de alimentación en niños españoles menores de diez años de forma tan global, ya que tiene en cuenta factores dietéticos, sociodemográficos y de estilo de vida.
Las conclusiones del estudio dejan ver también que ciertos factores sociodemográficos y de estilo de vida podrían ser determinantes de los patrones de alimentación. Se observó que los niños cuyos padres tenían niveles de formación y de ingresos más bajos presentaban patrones dietéticos menos saludables y conductas más sedentarias y que estilos de vida más saludables se asociaban con patrones de alimentación más recomendables y a la inversa.
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