Llega la primavera, el buen tiempo, estamos más expuestos al sol, y además ya no contamos con esa protección extra que, de cierta manera, nos proporcionaba la mascarilla. Entonces, ¿Cómo cuidar de la piel de nuestra cara en esta nueva etapa? Aquí unos breves y sencillos consejos.
Según ha afirma en una entrevista para Infosalus la médico especialista en Dermatología, Tricología y Estética Ana Molina, “la mascarilla nos protegía en cierta medida del sol, solo la parte inferior de la cara, y no perfectamente. Así, esta herramienta de protección para la piel de la cara tenía casi más contraindicaciones que beneficios. Aumentaba la humedad, la del sudor más la que desprendemos al hablar. Se iba acumulando y se creaba un microclima que yo le llamaba el ‘Amazonas de la mascarilla’ que favorecía el desarrollo, por ejemplo, del ‘maskacné'”. De esta manera la especialista ha dejado claro, que aunque ahora, debido a la llegada de la primavera, debemos cuidar mucho nuestra piel “hemos visto muchos problemas por la mascarilla para la piel, con lo cual la gente estará mejor en este sentido“.
Por ello, y ante la nueva realidad tras la retirada de las mascarillas, la experta incide que la mejor rutina para el cuidado, “la mejor científicamente” es la rutina sencilla en 4 pasos:
1. Una buena limpieza de la piel mañana y noche de la piel, y si nos hemos maquillado por la noche hacer mejor una doble limpieza. Para ello es importnte utilizar un buen producto de limpieza facial como el agua micelar, así como los geles o aceites limpiadores que son más efectivos que el uso de productos sin aclarado (toallitas o leches limpiadoras), y frente a la exposición de contaminantes y agentes ambientales que a diario la ensucian y pueden favorecer la aparición de patologías cutáneas.
2. Una buena hidratación a base de un cóctel de antioxidantes (vitamina C o ácido ascórbico “es el estrella”, el ácido ferúlico, vitamina E, niacinanida, por ejemplo) por la mañana, con algún sérum, una crema hidratante o una pomada. La crema hidratante ideal es aquella que combina agentes humectantes, emolientes y oclusivos (sistema H.E.O.). Y otra forma de hidratar nuestra piel es bebiendo las cantidades diarias de agua adecuadas para nuestro peso y ambiente.
3. Buena fotoprotección frente a radiación ultravioleta A y B, infrarrojos, y luz visible. Si además queremos simplificar nuestra rutina y optimizarla al máximo podemos usarlo como crema hidratante, ya que muchos fotoprotectores incluyen antioxidantes e incluso algo de color para unificar el tono en su composición.
4. Transformación por la noche. Lo recomendable es volver a limpiar la piel y aplicar un producto que incluya principios activos que hayan demostrado eficacia frente al envejecimiento como retinoides o hidroxiácidos. Esto ayuda a que la piel se vaya regenerando y se vea más luminosa y bonita, menos envejecida.
¿En qué orden me aplico los productos?
Molina sostiene que primero es recomendable emplear los cosméticos de textura más ligera, porque si se usan los más grasos se impedirá la absorción del resto de productos, y considera que también se deben priorizar los cosméticos más ricos en principios activos; todo siempre con la piel bien limpia.
Menos es más
Precisamente, la doctora Molina acaba de publicar ‘Piel Sana, piel bonita. Todo lo que necesitas saber sobre la salud cutánea y la belleza’ (Paidós), un libro en el que hace un auténtico repaso sobre el cuidado y conocimiento de nuestra piel, nuestro pelo, nuestras uñas o mucosas, entre otros aspectos, y donde por supuesto incluye un apartado sobre las rutinas básicas para el cuidado de la piel.
En este advierte de que muchas veces en nuestros armarios tenemos miles de cremas para realizar esta rutina, cuando generalmente todos los productos que estás usando “son prácticamente iguales”, cremas hidratantes con mayor o menor contenido de colorantes y perfumes que las hacen sensoriamente muy agradables, pero que no incluyen principios activos eficaces para mejorar la piel.
Por eso, según insiste también, en el uso de los productos que cumplan más de una función, como un fotoprotector con color o antioxidantes, o un agua micelar que tonifique y calme, pueden ser muy útiles en este proceso de cuidados diarios de la piel. “Los dermatólogos siempre hemos defendido que ‘menos es más’, por eso solemos recomendar una rutina sencilla, ya que esto facilitará su cumplimiento”, subraya.
Mucho cuidado con los rayos del sol
En última instancia y no por ello menos importante, esta dermatóloga de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid destaca que “para los dermatólogos el bronceado saludable no existe porque todos los efectos que el sol tiene en la piel son negativos, produce inmunosupresión, cáncer de piel y nos envejece”.
Ahora bien, sí resalta que el sol en el resto de órganos es beneficioso, y según detalla, nos pone felices, favorece el sistema musculoesquelético, o el sistema cardiovascular por ejemplo. Entonces, mantiene que hay que tomar algo de sol para sintetizar vitamina D, pero a ser posible que no sea en las horas centrales del día y que no sea en la cara.
Pero, “la cara no es negociable. Siempre hay que hacer en ella una fotoprotección estricta porque es nuestra carta de presentación y el sol es lo que más nos envejece. El 70% del envejecimiento está relacionado con el sol. En general, en España, en esta época el sol que nos da es suficiente si salimos a la calle y hay que intentar permanecer 15 minutos para que se realice la síntesis de vitamina D”. Y a modo de conclusión añade que el mensaje más relevante “es que se debe mantener una fotoprotección estricta porque es el mejor regalo que nos podemos hacer a nuestra piel”.
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