Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido que se celebra este miércoles la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) ha advertido de que la mitad de los adolescentes y jóvenes españoles pueden sufrir pérdida de audición o tinnitus por la exposición al ruido.
Entre los jóvenes cada vez es más habitual la exposición a volúmenes elevados, por ellos, uso de auriculares para escuchar música y la asistencia a conciertos y locales de ocio con música alta son los principales factores de riesgo para la audición de los jóvenes por exposición al ruido. La OMS estima que la mitad de las personas de entre 12 y 35 años utiliza dispositivos electrónicos (MP3, teléfonos móviles y otros) a niveles inseguros en países de ingresos medios y altos.
Por ello, la SEORL quiere concienciar sobre la importancia de prestar atención a los ruidos más dañinos para reducir la intensidad y tiempo de exposición a los mismos. De esta manera, recomienda no superar los 65 dB para garantizar una buena salud auditiva. Una exposición a un sonido por encima de 100 dB causa un riesgo de pérdida auditiva y si es superior a 85 dB supone un riesgo de pérdida auditiva si se repite en el tiempo inmediata. El ruido llega supera el umbral del dolor de nuestro oído cuando se sobrepasan los 125 dB y puede ser insoportable a los 140 dB.
Cada año se registran en España alrededor de 4.000 hospitalizaciones por los altos índices de contaminación sonora
Como hemos visto, las consecuencias de la contaminación acústica ya se sufren actualmente en España, pero no solo en los más jóvenes. En nuestro país, la contaminación acústica provoca cada año más de 1.000 muertes prematuras y 4.000 hospitalizaciones derivadas, además de los más de 2 millones de personas que sufren problemas relacionados con el descanso nocturno, según se desprende de un informe sobre contaminación acústica ambiental de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Entre la población más afectada se encuentran además de los jóvenes, grupos vulnerables como los ancianos, embarazadas, personas de bajos recursos y aquellas con enfermedades previas, pero también los más jóvenes.
Con objeto de reducir en lo posible los efectos de este grave problema de salud pública, las administraciones establecen sus políticas para la gestión y el control del ruido ambiental. En España, la legislación que aborda este aspecto es la Ley 37/2003, del Ruido y los Reales Decretos que la desarrollan. En estos documentos se establecen lo que se denominan Objetivos de Calidad Acústica, es decir las características acústicas deseables para cada tipo de área del territorio, en función del uso de dicha área.
Los Objetivos de Calidad Acústica de nuestra legislación se basan en las recomendaciones de un documento denominado Libro Verde de la Comisión Europea, de 1996, que para las áreas de uso residencial se establecen en 65 decibelios en los periodos de día y de tarde y 55 decibelios en el periodo nocturno. Estos valores, que están basados en el estado del conocimiento sobre el tema de hace casi 30 años, no se han revisado en todo este tiempo.
Quien sí actualiza periódicamente sus recomendaciones conforme se va teniendo mayor evidencia científica de la relación entre los niveles de ruido y sus efectos para la salud es La Organización Mundial de la Salud. En su último informe de 2018, establece unas recomendaciones para zonas residenciales que suponen unos niveles 10 decibelios más bajos que nuestros Objetivos de Calidad Acústica.
Así, en este contexto, desde la Sociedad Española de Acústica animan a las Administraciones Públicas a revisar nuestra legislación, adecuando los Objetivos de Calidad Acústica a las recomendaciones de la OMS para salvaguardar la salud de la población, amenazada por el problema del ruido ambiental.
dDevoramos Información
+34686900400 SOLO WHATSAPP