Si, el uso de mascarillas alivia los síntomas provocados por la rinitis asociada a las alergias primaverales, es decir, no solo debemos usarla para prevenir la infección por Covid-19. Esta herramienta puede disminuirnos la congestión nasal, estornudos o picores, al actuar como filtro y reducir la exposición al polen. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), disminuyen el consumo de medicamentos de rescate y las visitas a urgencias.
Antes de la pandemia, los alergólogos ya habían recomendado su uso, pero eran muy pocos los pacientes que se decidían a utilizarlas. Sin embargo, la llegada del coronavirus ha hecho que muchas personas comprueben por sí mismas los beneficios que ofrecen, más allá de la protección frente al virus.
En esta línea, José Mª Lagarón, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y especialista en materiales de filtración y mascarillas ha afirmado lo siguiente: “estoy convencido de que, una vez superada esta pandemia, la población aquejada de cualquier tipo de alergia seguirá usando mascarillas en momentos concretos como, por ejemplo, limpiar lugares donde se acumule el polvo o al salir al campo en primavera”.
¿Todas las mascarillas protegen igual?
Ahora bien, no todas las mascarillas tienen los mismos efectos. Para que una mascarilla sea eficaz frente al polen debe tener una capacidad de filtración muy alta frente a partículas. Eso quiere decir que la mejor opción son las FFP2 o superiores. Por tanto, se desaconseja el empleo de quirúrgicas porque tienen un menor ajuste que permite la entrada de partículas.
El tejido con el que esté confeccionada también es relevante. “Lo ideal es buscar una mascarilla con un buen filtro de nanofibras y un tamaño de poro muy pequeño y que, a la vez, sea fina y transpire bien”, ha explicado José Mª Lagarón, cuyo equipo ha desarrollado, junto con la empresa Bioinicia, las únicas mascarillas avaladas por el CSIC.
Además, el experto ha advertido que para una eficacia real es necesario “lavarse bien las manos al retirarla y no reutilizarla, especialmente en los momentos de mayor concentración de partículas”.
“Esta pandemia ha descubierto a la población una nueva forma de protegerse frente a los virus, bacterias y también las alergias”, a lo que Lagarón ha añadido que, “las mascarillas cómodas y de alta protección como las FFP2 son, sin duda, un nuevo elemento profiláctico que nos dará mayor seguridad en situaciones muy diversas, ya sean lugares concurridos, para el caso del coronavirus, o abiertos, como en el de las alergias”.
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