Según el I Estudio sobre Bulos en Salud centrado en vacunas, elaborado por Doctoralia, el marketplace de salud más grande del mundo, y el Instituto #SaludSinBulos, en colaboración con la Asociación Española de Vacunología (AEV), 6 de cada 10 pacientes utiliza Internet para buscar información sobre vacunas (56%).
Así, este informe fue impulsado con el objetivo de determinar cuál es el impacto de las fake news en la percepción de los ciudadanos sobre las vacunas. Y para ello ha contado con la participación de más de 1.170 pacientes de distintos perfiles sociodemográficos.
Los bulos sobre las vacunas
Desde que comenzó la pandemia, los pacientes utilizan Internet de manera habitual como herramienta para resolver dudas sobre salud. De hecho, según los datos obtenidos del informe es algo que realizan con cierta frecuencia: el 38% de los encuestados asegura buscar información sobre vacunas en internet como mínimo varias veces al mes.
Ahora bien, de forma más concreta, entre las herramientas más utilizadas por los pacientes para consultar información sobre vacunas en la red destacan las plataformas de organizaciones científicas, en un 51%; seguidas de los medios de comunicación, en un 43%; las plataformas especializadas (37%); y finalmente encontramos, las redes sociales (27%).
“Internet, y en general, las herramientas digitales son canales de fácil acceso y de difusión de grandes cantidades de información, en muchas ocasiones falsa y sin contrastar. Sin embargo, esta información falsa se enfrenta al hecho de que en muchas ocasiones estos bulos no son consultados con un especialista, lo que puede conllevar a problemas todavía mayores cuando son los propios pacientes quienes asumen condiciones que no tienen, y realizan un autodiagnóstico”, ha detallado el Dr. Manuel Menduiña, internista y miembro de Doctoralia.
Alcance de los bulos sobre vacunas
El estudio también ha analizado la percepción de los usuarios acerca de la difusión de la desinformación obteniendo como resultados que el 43% de los usuarios tienen la sensación de que WhatsApp es el canal que aglutina más bulos sobre vacunas; seguido por los medios de comunicación, en un 42%; y Facebook, en un 41%. Y al parecer los usuarios tienen una mayor confianza en las noticias que obtienen a través de Twitter, Instagram, Youtube o Telegram.
En este sentido, cerca de la mitad de los pacientes desconocía la existencia de grupos anti vacunas que se encargaban de la difusión de las denominadas fake news antes de la pandemia.
Por otro lado, se puede afirmar que existen diversos temas sobre los que las vacunas han servido como base para la desinformación. El rumor que más pacientes aseguran haber encontrado es el que asegura que las vacunas sirven para implantar microchips bajo la piel (53%). Seguido de la posibilidad de que las vacunas modifiquen el ADN (35%), y de que contengan grafeno y causen la atracción de metales (33%).
“La reticencia vacunal es un fenómeno dinámico y heterogéneo que necesita ser monitorizado a lo largo del tiempo. Este tipo de estudios son fundamentales para detectar señales de problemas emergentes que pueden impactar en la confianza hacia la vacunación y el método científico, ya que permiten proporcionan información muy valiosa” ha afirmado al respecto el Dr. Luis Ignacio Martinez, vocal de la innovación de la Asociación Española de Vacunología.
El papel de los especialistas ante los bulos
En el ámbito de la relación de confianza que se establece entre pacientes y especialistas con respecto a las noticias falsas sobre las vacunas que circulan en internet, solo uno de cada tres pacientes afirma consultar sus dudas con un especialista. Aunque, entre quienes lo hacen, el 69% asegura que el profesional de la salud ha conseguido resolver todas las cuestiones planteadas.
Dentro de las pocas consultas que se realizan a los especialista respecto a las desinformaciones el estudio asegura que la seguridad y eficacia de las vacunas acaparan el primer y segundo puesto, con un 55% y un 43% respectivamente, por delante de la necesidad de vacunarse (33%).
En esta línea, Carlos Mateos, coordinador del Instituto #SaludsinBulos, ha explicado que “es imprescindible aprender a mejorar las habilidades de comunicación del profesional sanitario para ganar la confianza del paciente. Impulsar un estilo de comunicación empático ha demostrado que reduce la morbimortalidad. Por este motivo, estamos trabajando con las sociedades científicas y asociaciones de pacientes para crear protocolos de comunicación clínica”.
Y por su parte, a modo de conclusión, el Dr. Martínez ha añadido que, “debemos entender que en el mundo digitalizado las personas buscan información en internet de forma proactiva prescindiendo de los profesionales de la salud. En este sentido, determinar los hábitos del usuario o detectar y cuantificar el fraude puede impulsar a que desde la administración sanitaria y educativa se pongan en marcha medidas que se adapten a las necesidades, permitiendo promover hábitos de vida saludables y combatir la desinformación”.
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