Ante las altas temperaturas registradas en los últimos días la doctora del Servicio de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Débora Nuevo Ejeda, ha recomendado en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL beber de dos a tres litros de agua al día, de manera continua y en pequeñas cantidades, para evitar especialmente la deshidratación.
En concreto, las personas mayores, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, los niños y las personas enfermas son los más vulnerables a los efectos del calor y la deshidratación. Aunque, la experta ha avisado también que no hay que perder de vista tampoco a los trabajadores al aire libre o a aquellas personas que practican actividad física intensa, quienes deben poner especial hincapié en asegurarse una hidratación correcta.
Según ha explicado la experta, “cuando sudamos, perdemos líquido y sales minerales, que si no reponemos adecuadamente pueden conducir a síntomas como dolor de cabeza, mareos o calambres. Algunos de estos efectos podrían acarrear consecuencias severas. De ahí que, identificar los problemas de salud que el calor ocasiona resulta vital para tomar las medidas adecuadas”.
Recomendaciones de Sanidad
El propio Ministerio de Sanidad activó la semana pasado el plan preventivo ante la subida de las temperaturas, en el que ha recomiendado a la población beber mucha agua aún sin tener sensación de sed, alimentarse con comida ligera y estar el máximo tiempo posible en interiores o a la sombra.
En una nota de prensa difundida el pasado viernes, el Gobierno advirtió de que el calor excesivo puede alterar las funciones vitales cuando el organismo es incapaz de compensar las variaciones de temperatura corporal y esto puede provocar problemas como la insolación o el golpe de calor, o incluso agravar patologías previas existentes.
Ahora bien, este es el decálogo de recomendaciones del Ministerio de Sanidad por la subida de temperaturas que España está sufriendo en la última semana:
- Beber agua y líquidos con frecuencia, aunque no se sienta sed y con independencia de la actividad física que se realice.
- Evitar las bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas, ya que pueden favorecer a la deshidratación.
- Prestar especial atención a bebés y niños y niñas pequeñas, embarazadas o madres lactantes, así como personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse con el calor, como las enfermedades cardíacas, renales, diabetes, hipertensión, obesidad, cáncer, patologías que dificultan la movilidad, demencia y otras enfermedades mentales. No abusar de drogas o alcohol.
- Permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrescarse cada vez que se necesite.
- Reducir la actividad física y evitar realizar deportes al aire libre en las horas centrales del día.
- Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
- Nunca dejar a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado (especialmente a personas menores de edad, mayores o con enfermedades crónicas).
- Consultar a su profesional sanitario ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
- Mantener sus medicinas en un lugar fresco; el calor puede alterar su composición y sus efectos.
- Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor, como ensaladas, frutas, verduras, zumos…
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