Cada año se diagnostican en España unos 4.000 casos de melanoma, una enfermedad que no deja de crecer. El aumento de la esperanza de vida y la excesiva exposición al sol por la búsqueda de un bronceado están contribuyendo a su incremento. Este tipo de cáncer representa el 10% de las neoplasias cutáneas, pero es el responsable de más del 90% de las muertes por cáncer de piel. Y es que se trata de una de las patologías que más preocupa a los especialistas por su crecimiento rápido y agresividad.
La buena noticia es que tenemos dos armas para protegernos: la prevención, es decir, no abusar del sol y usar un factor de protección con un índice de al menos un 15 y la detección precoz mediante la observación y la visita al especialista en dermatología. Pero, además, la mejor manera de controlar que un lunar no haya cambiado es la autoexploración.
Así lo indican expertos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), que recuerdan que en la lucha contra el cáncer de piel, en concreto frente al melanoma, la principal estrategia para evitar su aparición es, insisten, cambiar de hábitos y no pensar que el moreno es saludable, sino todo lo contrario, y lo que sí es sano es protegernos de las radiaciones solares. Sin embargo, otra medida que puede ayudar, una vez que el daño en la piel está hecho, es su detección temprana, ya que ésta puede evitar el desarrollo de metástasis y reducir así el riesgo de muerte por este cáncer. Por ello, La autoexploración es fundamental en esta prevención secundaria.
En concreto, existen 5 señales de cambio que debes buscar son conocidas como la regla ABCDE:
- Asimetría: un lunar que, cuando se divide a la mitad, tiene una forma irregular.
- Bordes: un lunar con bordes que están poco definidos o son irregulares.
- Color: cuando un lunar no presenta un color homogéneo.
- Diámetro: un lunar con un diámetro superior a seis milímetros.
- Evolución: cambios en la forma, color relieve o síntomas (como picor, dolor o sangrado) de un lunar.
En sí, un reconocimiento general de toda la piel del propio cuerpo no tiene por qué consumir más que unos pocos minutos al mes, y es suficiente para que la persona, familiarizada con la propia apariencia de la piel, sea capaz de detectar alguna alteración de aspecto sospechoso digna de ser debidamente evaluada por un dermatólogo.
Ahora bien, ante la sospecha de que un lunar haya cambiado de aspecto, este se podrá extirpar mediante una intervención sencilla y rápida para posteriormente ser analizado y, según el resultado, el dermatólogo indicará cuáles serán los siguientes pasos a seguir. Si se trata de un melanoma, el tratamiento dependerá de su etapa. Es posible que se requiera realizar una cirugía más amplia así como biopsia del ganglio centinela, el que está más cerca del tumor.
Pero, si no queremos llegar a esta situación debemos proteger nuestra piel tanto en verano como en invierno puesto que, aunque los rayos UVB alcanzan su pico máximo en verano, los UVA están presentes todo el año.
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